Todos tenemos un lugar ideal para escapar, un destino fácil y que no amerita mayor planificación. En mi caso, ese lugar es El Yaque, a donde puedo llegar en una hora y media (Taxi-Areopuerto-Taxi, de por medio, claro), sé exactamente que empacar y está lleno de buenos recuerdos.
Mayormente concurrido por los aficionados de los deportes acuáticos (No es mi caso, créanme...) y party monsters; El Yaque ofrece mucho más que eso. No por nada es una de las playas, a nivel nacional, más visitadas por turistas de todo el mundo.
Las opciones son múltiples, desde un masaje relajante hasta lecciones de SkiteSurf. En particular, prefiero sentarme a disfrutar de mi deporte favorito: people watching. O caminar por el pueblo y conocer gente interesante.
Como una chef que dejo grandes propuestas en la ciudad por vivir cerca del mar y experimentar con la gastronomía local, un fotógrafo que llego hace meses sin boleto de regreso y hasta una relacionista público que busca impulsar las nuevas promesas del WindSurf.
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Debo aceptar que a primera hora, no lucía como el destino paradisíaco que tanto añoraba |
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Pero unas horas después, BOOM, ahí está. Lo que necesitaba! |
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Revistas, mi esencial en todo viaje. Vogue Aniversario? Yes, please! |
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Cae el sol y se activa la vida nocturna de El Yaque |
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Beach Bar, el lugar perfecto para disfrutar de unos tragos y buena música |
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El Ceviche en Cesta de Tostón, EL plato para compartir! |
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Temprano, durante la mañana, me gusta caminar |
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Explorar la playa... |
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Disfrutar la naturaleza |
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Sentarme un rato a pensar |
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Despedirme, y preparar todo para volver a la realidad! |